¿Te das cuenta de lo que ha estado pasando?

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Durante los últimos 45 años, más o menos, y bajo el impulso de la liberación femenina, las mujeres han realizado grandes transformaciones en sus roles tradicionales de madres, novias, esposas, hijas, trabajadoras, profesionales, etc.  Han redefinido estos roles, han acogido otros que solían ser exclusivamente o casi exclusivamente de los hombres y han creado algunos nuevos, conservando a su vez una serie de aspectos de sus roles y expectativas tradicionales.  Estos cambios han ido acompañados por modificaciones significativas en sus actitudes y  comportamientos, y en sus expectativas de sí mismas y de los hombres, a tal grado, que la mujer actual es sumamente distinta a la de 30, 40 ó 50 años atrás.  Esos cambios en sus actitudes y comportamientos incluyen los que asumen ante el físico suyo y el nuestro.  Como muchas ya no cocinan, y sus compañeros amorosos menos aún, en muchos casos los cambios físicos no han sido para lo mejor ni para ellas ni para nosotros.  Supongo que ya vieron en su mente imágenes de hombres y mujeres desnutridas por la pobre alimentación o, por el contrario, de sobrepeso y obesidad por el exceso de comida chatarra, ¿ah?  Broma aparte, el asunto es que los cambios no han sido para lo mejor en ciertos aspectos como ése.

Conflictos en la relación hombre-mujer

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Aunque la transformación de la mujer la ha conducido a obtener unos logros estupendos y necesarios en materia de sus derechos y capacidades,  en muchos ha conllevado, y continúa conllevando también, serios conflictos en las relaciones entre ellas y nosotros en el plano personal y en el ámbito laboral.  Y es que una variedad de los cambios que las féminas han hecho han retado los roles tradicionales de los hombres y las expectativas que teníamos de ellas, forzándonos a realizar un proceso similar de transformación en nosotros.  No obstante, este proceso no se ha dado en los varones a la par que en las mujeres, nos hemos quedado rezagados, "atrás", como decimos en Puerto Rico.  Hemos confrontado, y continuamos confrontando, serios problemas para redefinir nuestros roles y expectativas en las relaciones con ellas.  En mi opinión, lo que ha pasado se deriva de tres razones fundamentales:
  • Como consecuencia de su transformación, muchas mujeres manifiestan una serie de contradicciones en las relaciones con los hombres sin estar conscientes de ellas.
  • Una alta cantidad de los hombres no se percatan tampoco de dichas contradicciones y, si lo hacen, no saben como manejarlas con efectividad. 
  • Son muchos los hombres que no se han detenido seriamente a revaluar sus roles ni sus expectativas de sí mismos y de la mujer, ni han hecho una transformación consciente que los conduzca a ser más felices, a realizarse como seres humanos y a desarrollar mejores relaciones con las mujeres.   
Gran parte de los dilemas que los hombres de hoy confrontamos en nuestras relaciones con las féminas es reflejo de estas tres razones, las cuales simultáneamente evidencian nuestra falta de liberación masculina.  A través de mi boletín, me propongo ofrecerle algunas ideas útiles a todos aquellos hombres que estén hartos ya de ser infelices en sus relaciones con las mujeres y que quieran manejar esas relaciones con éxito tanto para su propia felicidad y bienestar como para los de ellas.  El objetivo del hombre de hoy en día, el hombre del siglo 21, en sus relaciones  con las mujeres debe ser alcanzar relaciones más justas y equitativas con ellas dentro de las diferencias que hay entre los dos sexos.  Después de todo, no podemos negar que las mujeres nos encantan y que deseamos ser felices en su compañía y que ellas lo sean en la nuestra.

                                                                                                                                                                                                          







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